El transporte marítimo sigue una tradición consagrada: Cuando los armadores obtienen beneficios excepcionalmente altos, encargan muchos buques nuevos. Cuando los astilleros entregan esos buques nuevos, los armadores pierden sus beneficios.
Este comportamiento de auge y caída ha sido de rigor durante más de un siglo. Como escribió el corredor de buques londinense J.C. Gould, Angier & Co. en 1894: “La filantropía de los armadores es evidentemente inagotable. La cantidad de tonelaje encargado...